A los griegos les debemos y mucho. Sin
ellos hoy no tendríamos cómo llamar a la mitad de las cosas. Sin ellos Marvel
se hubiese quedado corta y sus tiras serían tan solo tiras y no cómics. Es en
el siglo XVI con el auge de la novela cuando desde el sentido de cómico, nos
trasladamos al sentido actual que abarca desde el género cómico a la novela gráfica.
La adaptación no es casual, (como somos fancy nos llega directamente del inglés,
fancy tampoco es casualidad) en la lengua y en la cultura, no hay azar, hay tan
solo personajes que no tienen la línea del destino trazada en sus manos, por lo
que el destino se convierte en búsqueda, y la búsqueda se convierte en historia,
novela, tiras gráficas fruto de una experiencia, de un background histórico social
político a la que se añade lo personal y ese filtro que convierte cada autor en
único, a pesar de las múltiples influencias que su pensamiento/obra deje
entrever. En esta década,
nosotros, espectadores tan hastiados optamos por un producto cultural ameno, de
corta duración, de consumo rápido, desechable y recargable o descargable si se
prefiere. Esta época tiene
algo parecido a la época en la que triunfaba la novela caballeresca o la saga nórdica,
un producto más o menos bien confeccionado que permite escapar de la actual realidad
cargada de disgustos e imágenes violentas, donde se compite por representar
cualquier catástrofe, humana o no, de la manera más distorsionada y sesgada
posible. En fin, la imagen como lenguaje tiene su particular objetivo (pero de
esto por si os interesa habla Judith Butler en sus libros).Entonces, es
inevitable la subjetividad? Leer para ver.Pero vamos a lo
nuestro. Esta mañana, me he levantado y he pensado en el futuro. Pensar en el
futuro (tendrá sentido? véase que utilizamos el futuro para hacer hipótesis)
siempre me hace pensar en lo mismo, en un comic que de pequeño ojeaba/hojeaba,
Corto Maltés. De adulto he visto
todas las películas de animación que protagoniza este personaje. Y es que,
desde mi perspectiva, a pesar de no tener una componente "gender" y
política correcta, explica perfectamente de dónde viene el hombre europeo. Es
un producto cultural de los anos 70/80 (incluso antes) aunque se enmarque a
finales del XIX y principio del XX. La peculiaridad
del personaje, a parte de no tener destino, es que tiene un backgroud de lo más
variado. Es evidente que es el autor el que tiene este bagaje cultural, pero ahí
tenemos al EUROPEO. Corto Maltés, proviene de una familia mixta, es hijo de un
galés y de una andaluza, nació en Malta y se crió en Cordoba en la judería, sus
aventuras recuerdan (y mucho) a las aventuras del explorador polaco Ossendowski
y encuentra durante su camino a las figuras culturales más influyentes de todos
los tiempos y lugares, explora los mitos y creencias de diferentes parajes del
mundo, y participa en las guerras y batallas que desdibujan los actuales límites
de nuestra comunidad.De pequeño me entretenía con sus
aventuras, el exotismo, el viaje y la lucha contra el mal. De adulto, me
entretengo con sus reflexiones, sus críticas a la situación social y religiosa,
su lucha contra los molinos de viento y la búsqueda de la utopia y del destino.
Estamos de vuelta a la novella caballeresca, o sea, que todo se repite, incluso
los destinos.
A los griegos, y a alguna que otra griega, les debemos la sagrada locura, manía, que nos libera y da sentido, las palabras que nos nombran y la libertad como meta. A los griegos les debemos el mar.
ReplyDeleteYo también soy cortomaltista. Busco uno en cada esquina. Creí que lo había encontrado. Resultó que sí.